El cartel de la IX Gala Olivo de Plata ha sido realizado sobre papel de algodón con técnica mixta, en la que destaca el lápiz de color, y en menor medida pintura aclírica. Se ha pretendido por el artista que los elementos que conforman la obra no sólo anuncien esta Gala, sino que además reflejen el sentir de la Hermandad, su cariz penitencial, pasional y devocional.
En primer plano nos llama la atención un potente retrato de medio cuerpo de Nuestro Padre Jesús de la Redención. Éste ataviado con túnica burdeos y mantolín morado pretende emular aquellas añejas estampas, que aún perviven en el recuerdo de los mayores de esta Cofradía, del día de su primera estación penitencial en la tarde del Lunes Santo. Estos colores y el giro que posee la imagen, toma la referencia de una antigua fotografía tras efectuar su procesión por las calles de Sevilla. Su presencia regia se refleja con los ricos bordados de su mantolín y potencias de divinindad.
Tras él se dibuja la silueta de un rocoso monte del que brota un portentoso y frondoso olivo, símbolo de esta Gala. Asimismo el simulacro quiere representar el Huerto de Getsemaní, en el que Jesús fue traicionado por Judas, de manera que la Pasión se hace presente en la obra, como inequívoco signo de la cada vez más próxima Semana Santa. De este monte crece en el extremo inferior tres lirios, flor pasionista, cuyo número alude a los tres apóstoles que acompañaron de manera más cercana a Jesús en el Monte de los Olivos; San Pedro, San Juan y Santiago. El cromatismo de todo ello es el morado, color corporativo del cortejo del Sagrado Titular.
La plegaria a María Santísima del Rocío, en uno de sus fragmentos, reza: “…Mira por nosotros que somos tus hijos, atrae sobre nosotros la bendiciones del cielo y el Rocío sagrado de la Divina Gracia, haz que busquemos tu protección y la hallemos, pues el que la halla encuentra en ella la salvación y la vida…”. Así pues la Virgen, como protectora, consuelo y fuente de salvación, acoge bajo su manto a aquellas mujeres que luchan contra el Cáncer, y que con la ayuda de la Santísima Virgen, encuentran alivio a sus pesares para alcanzar mediante su intersección la Salud de alma y cuerpo. El amparo de la Virgen del Rocío tiñe de verde el cielo, mientras que como mediadora borda en el mantolín de su hijo una salamandra, al igual que la muestra en su manto cada Lunes Santo.